miércoles, 16 de mayo de 2007

Hojas con margarina


Así cuanto los niños disfrutan de sus dulces, nosotros podríamos hacerlo al caminar tranquilos por la alameda. Quizás por el forestal.

Pero no, estamos cansados para eso.

Le dije a mi compadre, ¿vamos a perder el tiempo? Me dijo que estaba ocupado para eso así que me fui solo.

Ni supe donde partí pero llegué a lugares bellos, donde los fantasmas dominaban las vidas de ellos mismos, donde se sonreía sin temor a una lacrimógena y se respiraba una belleza encantada.

Esas hojas cafés como tostadas me dieron escalofríos. Tal vez me volví medio loco en el camino. Parecía una utopía que no lo era, más real que nunca, más viva que nunca.

Cuando me di cuenta que tenía que volver a regalar mi tiempo para perderlo en cosas realmente transables, corrí contra el viento y la lluvia que ya arreciaba, grité como en un primer éxtasis y perdí la conciencia tras un atropello. Pero no importa, las hojas cafés eran bellas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

a mi me pasa algo súper raro, me encanta viajar en auto cuando no quieres llegar a tu destino, amo el trayecto de mi casa a la universidad en auto,es como relajante es especial sabiendo
que no quiero llegar a mi destino
:)

Anónimo dijo...

Me encanta el sonido de las hojas secas al pisarlas... Eso me relaja =), al igual que el olor a tierra húmeda... Me encanta...
Creo que necesito eso, hacer cosas no importantes... Olvidar responsabilidades, solo disfrutar, hacer cosillas simples...
Si, definitivamente lo necesito


muak!
=)

Anónimo dijo...

uhh me enkanto!!!, esta demasaido lindo, me imagine cada vez que me veo superada por los deveres y un minimo vientito me alera y me da ganas de no volver pero siermep hay que volver... y tar aca... te kero mil!!!